Ha llegado el día y la verdad es que no estoy nervioso. Estoy contento y ansioso.
Hubo un tiempo en el que nunca creí que este día llegaría, y sin embargo ¡ha llegado!. Mañana mismo tendré entre mis brazos a la chica más maravillosa que he conocido en toda mi vida.
Llevo 6 meses escuchando su voz, su risa y sus enfados pero aún no los he visto. ¡Quiero ver su voz, ver su sonrisa, ver sus enfados...!
Ella se ríe mucho, cada minuto, y tiene una sonrisa preciosa; sólo de imaginármela me la contagia.
La verdad es que ha sido fácil conocerla. Tiene buen verbo y la palabra fácil, me ha contado muchas cosas de su vida, y de ella formando parte de esa vida.
Una vez que empiezas a conocerla es como una droga. Tiene un abanico tan grande de virtudes que una fuerza te empuja a quererla, a mimarla, y a agradecerle el que me muestre que aún en este planeta quedan personas de gran corazón.
Me siento envuelto en un sinfin de sentimientos, todos positivos, que esta persona me despierta. De pronto amo y quiero, sonrío y vivo, respiro y duermo; y todo eso gracias a ella.
Ella habita en un cuerpo chiquitito y bien formado. Sus ojos grandes y del marrón de la arena mojada te encandilan, te maravillan, te convencen, te enamoran... Estoy deseando mirarlos y me quedan pocas horas para poder hacerlo.
Tengo las maletas preparadas, el viaje pagado, la ilusión predispuesta en primera fila; sólo media distancia me separa de un amor que empezó por el tejado...