Ayer no pude más y me derrumbé. Después de estar tantos días a su lado, y haber estado un poco distraída por temas familiares, ayer me di de morros con la realidad. Y esa realidad, la puta realidad, me decía que otra vez estaba lejos de mí. Pensé que con el tiempo me acostumbraría, y aun tengo esa esperanza, porque cierto es que aun es muy pronto, pero los días posteriores a nuestros encuentros siempre son muy tristes. Y ayer fue el peor de todos. Al volver a la rutina, y tener que esforzarme de nuevo sin que esté aquí conmigo, me deprimí de tal manera que no pude hacer otra cosa que no fuera llorar y llorar. Ésta va a ser la espera más larga de todas, y la más dura, ya que viene acompañada de muchos exámenes en los que voy a tener que emplear horas y horas... y sin poder verlo.
Anoche, sólo podía ver impedimentos: Al tiempo que iba a pasar sin verlo, había que sumarle la falta de dinero para poder darle todo lo que se merece, y la distancia que nos separa, que hace que la necesidad de dinero sea todavía más grande.
Y encima tenía examen.
Pero...
La perspectiva ha cambiado, ha salido el sol, las lágrimas han desaparecido, y ahora sólo tengo ganas de esforzarme en todo lo que pueda para que esta situación se esfume lo antes posible. El saber que me espera me hace ver que nuestro amor está por encima de todo, que por mucha distancia que haya, estamos juntos, y yo lo siento como si estuviera a mi lado. Sé que con el tiempo, podremos disfrutar de todo lo que ahora no podemos, y entonces... ay, que se prepare, porque lo voy a desgastar. Lo desgastaré de mirarlo, de tocarlo, de besarlo... Le desgastaré los oídos repitiéndole que lo amo, si es que no se los he desgastado ya con tantas cosas que le cuento, y le gastaré la sonrisa, porque voy a intentar cada segundo de mi vida que sea feliz y sonría (porque mira que está guapo cuando sonríe!!me encanta...).
Y mientras llega esa situación, igual que he hecho hasta ahora, agradeceré cada mirada que me dedica, cada beso y caricia que me da, cada instante que nos abrazamos, todos los momentos en los que me arropa y me hace sentir la chica más afortunada del mundo. Y seguiré contando las horas que faltan para volver a verlo y sentir su respiración, sus labios en mi cuello, sus manos por mi cuerpo y ese cosquilleo que me recorre entera cuando nos miramos a los ojos y nos decimos que nos queremos. Pero todo con una sonrisa, sabiendo que él está igual de ansioso que yo porque estás cosas que se disfrutan cada 15 días, las podamos disfrutar todos los días de aquí a un tiempo.